lunes, 1 de febrero de 2010

ARTISTAS DEL CORAZÓN


PEPE BIONDI

Hijo de don José y doña Ángela. Inmigrantes napolitanos. El circo le sonrió de pequeño. Llamando a la puerta de su hogar. Entonces el payaso acróbata Chocolate lo llevó de la mano. A lo que sería el inicio de un camino glorioso.
Fue aprendiendo las primeras piruetas. Esas que arrimaban a casa el alivio de unos pesitos tan escasos en esos tiempos.
Así comenzaba una etapa trashumante. Acompañada del maltrato a que era sometido. En ese mundo oculto que no perciben los ojos del ingenuo espectador.
La vida iba a recogerlo. Para hacer de él un artista gigantesco, inconmensurable. De un virtuosismo imposible de creer.
Eran tiempos de una ciudad que se vestía elegante y se regalaba la tertulia de una mesa de café.
Así fueron viendo la luz personajes que aún hoy encienden la risa del más pintado. El circo anidó para siempre en su corazón.
Créame, no hubo en estos lares un abogado más tierno que Pepe Curdele. Ni un guapo más guapo que Pepe Galleta.
Ni un joven más hermoso y galante que Narciso Bello.
Hubieron personajes entrañables. Que hacían travesuras a espaldas de “la gorda”. Que recibían o repartían a diestra y siniestra cachetazos de humor.
Todavía me recuerdo en la pieza del conventillo. Festejando su gracia frente al viejo Stromberg Carson blanco y negro.
Dejo constancia. Alguna vez existió la alegría de una humorada alejada por completo de lo burdo y lo chabacano. Nacida en la ternura y el talento. Sin golpes bajos ni chicanas de ningún tipo.
En la madrugada del 4 de octubre de 1975 voló su alma. Mientras compartía el sueño con Teresa. La compañera y esposa de cuarenta y un años de amor.
Allí andará con su arte sano y brillante. En un valle habitado de primaveras sin fin. Dibujando sonrisas en los ángeles, que tal vez lo festejen como lo disfrutara aquel pibe, en la pieza del conventillo. Gracias por todo Pepe.
Por acá se lo extraña. ¡No sabe cuánto!
REMO

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