sábado, 20 de marzo de 2010

PERSONAJES


WILLIAM BU: el más malo, el más querido...

Se lo tiene presente en más de una situación cotidiana. Asociado a la falta de justicia. Enclavado en un cariño que no destiñe. En una cancha de fútbol alguien vociferó al árbitro: “¡Cobrá bien William Bu!” e inmediatamente trransformó la bronca en carcajadas.
¿Cómo no recordarlo? Con ese andar inconfundible en el ring de la fantasía. Con esa mirada brillando de picardía. Defendiendo a los malos y paradójicamente ganándose en cada travesura el corazón de los más nobles. Aliado a los villanos. Poniendo entre las cuerdas a los superhéroes pero tomando tiernamente por asalto el corazón de generaciones.
Un atardecer invernal uno lo tuvo en la coordenada porteña donde empezó su romance con el cach. Bar de madera, tradicional . Una mesa compartida por un rato para evocar sus tiempos de juventud. Afuera la ciudad desanda el camino de su rutina. Adentro la vida jaquea librándonos a la suerte del juez “más temido” que supo plantarse en el cuadrilátero.


“Yo tenía dieciséis años. Iba a una misión, una iglesia que quedaba acá, en esta esquina de San Juan y Paseo Colón. Ahí solían ir marineros ingleses a escuchar misa, tomar el te y a entretenerse. Los lunes y los viernes había boxeo y lucha.
Me atrajeron mucho los movimientos de los luchadores. Me gustó eso y empecé a gritarles:
¡Bu, bu...que se vaya...! ¡Bu, bu...que se vaya..!
De tanto verlos me hice amigo de todos ellos. No faltaba nunca de nueve a once de la noche.
Me fueron enseñando todos los secretos del combate.
Yo me llamo Héctor Oscar Brea. El día del debut un integrante de la troupe, Tobías, me pregunta como me llamo.
Entonces me dice: -Con ese nombre no vamos a ningún lado. Borralo.
Yo tenía cabello rubio y jopo. –Te vamos a llamar William por lo rubio. Y como siempre gritás bu ese va a ser tu apellido. ¡William Bu!
Y así quedé bautizado. Ahora...quien ganó la primera vez eso no se puede decir.”

Desde el ring side del café el afecto visita la mesa. La charla se abre fraternalmente. Como la lucha entre los titanes. Como la alegría que regaló arbitrando. Siempre protegiendo a los peores. Siempre, divirtiéndonos a todos.

1 comentario:

  1. gracias por recordarlo che !
    siempre con tu poesia goma!
    eduardo

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