sábado, 29 de septiembre de 2012

¡QUÉ LINDO ES EL CAFÉ!




Miércoles de Semana Santa. Buenos Aires potencia su vértigo, su adrenalina, si histeria de automóviles enardecidos. Pero hay un lugar. Siempre existe un refugio en medio de esta hecatombe con rasgos de melancolía en dos por cuatro. Justamente, como el nombre de la radio que musicaliza la tertulia en el café. Allí donde San Telmo y Monserrat se confunden en su erotismo de cultura urbana.
El reducto es de pequeñas dimensiones. Densamente cargado de fotos que exhiben ilustres personajes de nuestra porteñidad. Banderines y cuadros. Un reloj que parece jactarse de su redondez perfecta y el brillo de sus accesorios plateados. Todas las mesas dan a las ventanas que miran hacia la calle. No se estaciona en doble fila.
Hay tango radial. La voz de Aliverti parece meterse en cada mesa. Casi se permite el lujo de abandonar el éter y prenderse en algún que otro comentario. Pero nadie se extraña ni sorprende. Allí todo eso no solo es posible sino lógico, esperable.
Mientras el encargado (así vamos a referirnos a él) se entrega a la silenciosa tarea del lavado de copas el personaje comienza su actuación de menor a mayor. Digamos casi setenta. Calvo. Vistiendo camisaco color maíz, pantalón de vestir grisáceo y hojotas. (para nosotros, el setentón)
“Para mi que hay algo raro. Le ganan a River y se comen cuatro con Chacarita que ni técnico tiene. …” Haciendo alusión a la pobre actuación de Boca en el último domingo.
Sin levantar la vista de la copa que tiene entre manos el encargado larga un: “Bueno….nosotros tampoco”
Aparece el hombre que será clave en este show de tres (llamémoslo “el cuervo”). De sport, con aspecto de recién duchado aunque estuvo todo el día manejando un remise, cabellos cenicientos bien peinados y mocasines. Cerca de los sesenta. Al vuelo pesca el diálogo entre resignado y sin rumbo.
“¿Qué dicen los bosteros…siguen llorando por el cuaterno?”
“Mirá este cuervo…”, larga el más veterano.
“Dejalo… estos sí que no tienen vergüenza…” todavía el encargado no calentó...pero de a poco…
(El setentón) “¿Che, viste lo de Maradona…? (A Diego Armando lo había mordido uno de sus perros en el rostro y no faltaban quienes dudaban de la veracidad del accidente) Parece que no fueron los perros, me dijeron que lo embocaron en uno de esos cabarutes que hay por ahí por Palermo. Bah, se lo escuché a ese Rial…Yo no los miro esos programas pero de pasada…”
(El cuervo) “Y debe ser nomás… Estaría tomándose unos champancitos el Diego y…”
El encargado recién pasa a una segunda copa. La primera quedó brillante de tan atento a la charla y lentificado en su labor específica. Va mirando de costado. No le están gustando los comentarios hacia el diez.
(El setentón) “Y claro…sí a ese la joda le sigue gustando! Aparte, me vas a decir que esos perros con cara de chino le van a hacer eso…”
(El encargado) “Vos hablás como si estabas ahí… Lo mismo fue cuando se le metieron en la casa. A ver si te gustaría a vos que te anden dando vueltas con un helicóptero cuando te comés un asadito con tus amigos” Mirando al setentón sin dejar de frotar la copa como si se tratara de la lámpara de Aladino que pueda regalarle argumentos irrebatibles para la discusión que amenaza.
“Che, pero lo vio en la tele” el cuervo comienza a jugar su juego como pez en el agua.
“Sí, en el programa del boludo ese que gana la guita fácil hablando giladas…” Devuelve de primera el encargado sin levantar la vista.
(El setentón) “No sé, la cosa es que a mi no me la van a contar que esos perros con cara de boludo le van a morder la cara para que lo tengan que operar.
 Vi un rato nada más…después lo saqué porque estaba el hermano de la Suller…Ese pendejo dice toda esas pelotudeces para ganarse unos mangos que le deben tirar…No sé que decía, que se encamaba no sé con quien…”
“Igual que vos” desafía el encargado detrás de la barra. “Te tiran unos pesos y sabés como te bajás los “lonpas” también” Arremete.
“¡Sos locos vos… a mi me gustan las minas!” se defiende el setentón mientras el cuervo sigue las acciones plácidamente como un entrenador que ve a su equipo bien paradito en la cancha.
(El encargado) “Sí claro…a ver si te la ponen si no te los bajás…pero que te la pongan bien puesta eh…”
Interrumpe el cuervo recuperado de la risa. “¿Pero, por qué…vos sos capaz de comértela..?
(El encargado) “Y claro hermano, me ponen quinientas lucas vas a ver si no me los bajo los lonpas!”
“Este está loco” dice de costado el setentón echando una mirada hacia la calle como para salir de esa situación.
“¡Loco estás vos, qué decís esas boludeces de Maradona!” El encargado tiene la sangre en el ojo por la ofensa al ídolo cuando recién recién pasa a otra copa.
“¡Dejate de joder con ese! ¡Mirá como se la mandó a guardar Riquelme contra River…! ” (En  presencia de Diego con quien venía teniendo polémica, selección mediante, Riquelme jugó un partidazo en el clásico y fue largamente mimado y ovacionado por la hinchada de Boca que trató muy fríamente a Maradona) El setentón ataca por donde sabe que va a doler.
“¿Riquelme?? Ese cuando haga en la selección una parte de lo que hizo Maradona, ahí que empiece a hablar” …Quiere sacar ventaja, el camarero quiere comparar a los diez en trayectorias de selección nacional.
El cuervo entiende que la diversión se le puede escapar de las manos y vuelve, sabia y pacientemente, a llevar la charla adonde a él le conviene.
“¡Che…pero en serio vos te harías clavar…?
“¡Por esa guita…? Pero una vez sola eh…el problema es si después me gusta. Ahí si viste…” El encargado acepta el convite sin inconvenientes.
“Qué bárbaro eh…No me imaginaba…” El cuervo le dirige una mirada al setentón para que juegue.
“No te digo que está loco este” (El setentón)
El encargado quiere meter al veterano en un brete. Lo quiere hacer dudar o por lo menos engranarlo
“¿Tus hijas qué hacen…a qué se dedican?
“Y… una ya es médica” responde con orgullo el setentón.
El cuervo sigue la charla atento, con una sonrisa de satisfacción.
“¡Sabés como se ponen en bolas delante de cualquiera si vienen de la Play Boy y se la ponen!”
El cuervo explota en una carcajada. El veterano lo mira entre sorprendido y chuzeado.
“Mirá, ni hablar de eso. Una vez una andaba por ahí con un boludito que era drogadicto…¡Sabés como la encaré yo no! Y al pendejo, que era de acá del barrio, le dije te llego a ver cerca de mi hija y te pego una patada en el culo a vos..!
“Pero en serio te la comerías” insiste el cuervo.
“En serio hermano! Sabés vos lo que son quinientas lucas…verdes eh….Y salir de perdedor, pasar al frente”
 “A vos te van a pasar a la piecita del fondo, otra que frente” Responde el setentón y explota en una risa.
“¡Por quinientas lucas hermano, y a cobrar. Pero uno eh…Uno solo. No hacer una vaquita y que te la manden a guardar unos cuantos.”
“Me parece muy bien….pero…de las cuatro pepas qué se comieron….qué me contás??

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