viernes, 26 de octubre de 2012

EL HIPOPÓTAMO, CARLINO Y UNA MAÑANA DE CARNAVAL



Es raro. Ver El Británico desde una ventana de El Hipopótamo es un acto casi contracultural. Por no decir antinatural.
Pero la realidad dice que en estos tiempos El Británico se toma vacaciones. Esas que los gallegos no le aflojaron jamás. Las que los más arraigados le seguimos reprochando a los actuales dueños.
Pero así están las cosas. Viendo la esquina amada desde otro lugar. Como quien logra desdoblar al alma para ser parte y observador a la vez. Contemplando cuerpo y mitad del alma desde un ángulo exterior.
Lo cierto es que aquí anda uno entre mesas pobladas de habitués, turistas y “británicos” a la espera de la reapertura. Rodeados por la mañana gris de humedad, lluvia y cemento que parecen la misma cosa y realzan el verdor mojado del parque.
Así estaba uno leyendo nuevamente después de tres décadas Los Siete Locos. Metido en el mundo complejo de Erdosain. Acompañándolo invisiblemente en el andar porteño de su existencialismo. Acusado de robo. Intimado a reponer el dinero hurtado. Desde el café con Ergueta hacia el viaje en tren en busca del Astrólogo y una providencial ayuda para evitar la cárcel.
De pronto una presencia poética y agitada se impone ante la vista de uno. Densa, inevitable.
-“¡Cómo andás Carlino…sentate!” (como si fuera necesario invitarlo)
Entonces el poeta militante de la vida comienza su recorrido retórico. Va y viene entre Cristina y Moyano, entre Urondo y el turco Asís…
-Mirá lo que escribió sobre mí el turco cuando en épocas de la dictadura firmaba como Oberdan Rocamora… Tenela, es para vos.
Y sigue rebotando su mirada oceánica en los vidrios empañados de tango. Yendo de FAR a Montoneros, de Maradona a Riquelme, de Ferrer a Boedo
-Che decile a tu señora si quieren venirse unos días a San Clemente…
Navegan sus palabras pronunciadas por encima de miradas concentradas en la lectura de los suplementos con que los domingos nos intentan seducir los diarios.
-¡Claro que leo “Clarín”, hay qué saber cómo piensa el enemigo!
Y la tecnología, como un extra fuera de contexto, se cuela en la tertulia.
-Che Alfredo seguí que te filmo- Con la cámara del celular que después me producirá el disgusto seguro de no saber como cargarlo en la computadora.
Hunde las manos de aquel pibe boxeador en el voluminoso interior de una bolsa de papel.
-Tomá, esta es la poesía dedicada a Néstor la noche de su velorio y que algunos medios reaccionarios cortaron.
Y así fue transitando la mañana. Entre cafés y hojas dedicadas “al amigo y compañero Omar”, entre poesía y militancia, entre memoria y futuro…
Hasta que ambos caemos en una historia que no nos resulta ajena.
-Mirá Carlino, Erdosain!

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